Fortaleza Almohade.
Montemolín llegó a configurarse como un paso obligado para los caminantes y pastores trashumantes que desde Castilla se dirigían hacia el sur. Esta misma fortaleza unió a las vecinas Extremadura y Andalucía, facilitando en un primer momento la toma del territorio a los almohades islámicos y la Reconquista; dentro de una segunda fase, a los cristianos. La obra fue erigida hacia el siglo XII, paralelamente a los restos de la mezquita que pudieron ser incorporados a la ermita de la Granada. Permaneció bajo dominio islámico hasta el año 1246, cuando una vez reconquistada fue donada al Maestre Pelay PérezCorrea.
La etapa islámica nos legó un recinto rodeado por una doble muralla. Este sólido muro perimetral contó con unos remates almenados de sección cuadrada, entradas en quiebro o recodo, túneles subterráneos como estratégicos puntos de salida y entrada por los que obtener agua y alimentos o huir cuando se viesen cercados por los cristianos, etc. La planta de la fortaleza es rectangular y alargada. En su construcción se pueden distinguir varias técnicas y materiales: o Tapial de argamasa o mezcla heterogénea de barro, cal prieta, trozos de cerámica y cascotes de piedra… Se corresponde con la fase islámica (hasta 1246-1248).o Ladrillo y sillares pétreos regulares, como útil sistema de refuerzo en las esquinas (a partir del año 1248).
La fortificación contó con dos plantas superpuestas comunicadas por sólidas escaleras. En la primera se dispondrían como estructuras más significativas: iglesia de Santo Domingo, despensa, bodega, doble caballeriza, etc. La segunda planta daría cobijo a: corredores, cámaras de distintos usos, capilla de Santo Domingo, cocinas, pasadizos, parajes, pesebreras, horno, mazmorras excavadas en el subsuelo y un grueso listado de dependencias con distintas utilidades que facilitaban el uso doméstico, civil y militar de este emplazamiento islámico y luego cristiano.
Son muchos los interesados en el tema, que anotan que parte de la ermita de la Granada son restos de una antigua mezquita islámica. No es de extrañar la certeza de esta popular hipótesis, pues es difícil comprender a una comunidad islámica sin su mezquita o lugar sagrado desde donde el almuédano convocara a los fieles a la oración. Esta fortaleza cuenta con una leyenda que narra como el caballo blanco de Santiago saltó con gran fuerza en plena lucha contra el invasor arageno, dejando incrustadas las marcas de sus herraduras en una reducida superficie del amurallamiento.
Ermita de Nuestra Señora de la Granada.
La actual ermita de Nuestra Señora de la Granada fue a lo largo de los siglos, la iglesia parroquial de Montemolín dedicada a Santiago. Se trata de un edificio en el que pueden apreciarse diversas fases constructivas, la más antigua datada en el siglo XIV. El testero es ochavado tanto al exterior como al interior, aparece coronado por almenas de grada en todos sus flancos exteriores, donde sobresalen recios contrafuertes de ladrillo. Al lado Norte, el del evangelio, se adosa la sacristía y una escalera con volumen arquitectónico individualizado que permite el acceso tanto a una planta alta de la sacristía como a la cubierta de la cabecera. Tres puertas permitieron el acceso al templo: la de los pies, evangelio y epístola; de ellas tan sólo aparece en la actualidad abierta la situada al Sur. La puerta Norte aparece enmarcada por alfil desde la base del muro. Tanto el alfiz como los baquetones de las jambas ofrecen capiteles que son de ladrillo. En el vano Sur diversas arquivoltas le aportan mayor profundidad y decoración. La portada Oeste es simple, en la que un arco apuntado realizado con dovelas apoya en sendos cimacios graníticos cuya única decoración son dos incisiones a modo de molduras. En este sector del edificio, sobre esta simple portada destaca una magnífica espadaña realizada íntegramente en ladrillo que consta de dos cuerpos: el primero de ellos con
dos vanos de medio punto ligeramente rehundidos con respecto al lienzo en el que se abren, y el segundo con uno sólo de similar traza y ligero peralte; en los laterales la espadaña es decorada con ladrillos dispuestos a modo de dientes de sierra. En el interior podemos destacar el testero cubierto con bóveda de crucería gótica y el coro situado a los pies del edificio, cuyas columnas posiblemente procedan de un edificio islámico previo. La nave se cubre mediante bóveda de cañón con lunetos.
Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Concepción.
Esta iglesia data del siglo XVI. En el lugar en el que actualmente se erige esta parroquia, existió un hospital u hospedería que servía de descanso a los cansados peregrinos que venían del sur hacia la tumba de Santiago Apóstol. Allí refrescaban y curaban sus pies con el agua de una abundante noria, hoy cegada.
La planta es rectangular, alargada y de nave única, con bellas bóvedas de crucería gótica. Unas son estrelladas, otras de terceletes y otras sexpartitas. A medida que avanzamos desde los pies hasta el altar mayor, el diseño se va haciendo más complejo y rico. Existe una bella capilla en el flanco derecho o zona de la Epístola, dedicada al Sagrario. Sus paredes están decoradas con atractivas pinturas al óleo de traza contemporánea; aludiendo a Santiago triunfante, o a la Eucaristía. Dicha capilla está dedicada a Santa Lucía. La obra fue rematada con la colocación, en uno de sus paramentos exteriores, del escudo del ilustre mecenas Alonso Pizarro Navarro, por la construcción de la capilla.
La cabecera aparece sobre elevada por medio de múltiples gradas que nos conducen hasta el Altar mayor. Muy destacado es el arco toral y los gruesos pilares cilíndricos y adosados que sirven de sostén a las diversas bóvedas. Sobrepasada la entrada neoclasicista aparece un atrio flanqueado lateralmente por dos capillas de sección cuadrada, dedicadas a San Pedro Apóstol y a Nuestra Señora de Fátima. Esta construcción además, cuenta con una sacristía adosada en el margen derecho de la cabecera.
Son numerosos los motivos góticos que la definen: espacios interiores poco iluminados y muy diáfanos, a través de la concepción de nave única o planta-salón; vidrieras; gran elevación; bellísimas bóvedas de crucería; contrafuertes pronunciados; arbotantes y gárgolas (en las que se quieren ver los siete pecados capitales). Entre ellas sobresalen por su calidad: la Pereza, representada con el busto de un perro con senos; la Lujuria, como un ser de cabello rizado y con el miembro viril en su mano derecha; la Gula, como un ser femenino orondo de boca grande y llena, etc.
Del Renacimiento toma varios elementos plasmados en las portadas: veneras y cruces santiaguistas, arquitrabes, arcos de medio punto, entablamentos, frontones triangulares, etc.
Igualmente debemos destacar el carácter neoclasicista de la portada de los pies (siglo XVIII), compuesta por un entablamento y frontón triangular, que descansa sobre sendas pilastras jónicas; labradas en noble mármol blanco. La portada lateral del lado izquierdo o del Evangelio resulta plenamente renacentista, realizada con piezas de cantería (compuesta hacia 1573), año en el que se finaliza la obra, y moldurada a través de un entablamento con inscripción y cruz santiaguista que arranca desde un airoso arco de medio punto.
Cuenta con 42 altares, entre los que destacan más de 20 retablos (la mayoría del siglo XVIII). Esta iglesia posee además una colección de Libros Litúrgicos. Los libros sagrados se encuentran custodiados en un gran mueble del coro parroquial. El conjunto está compuesto por breviarios, antifonarios, misales romanos, etc., con unas cronologías que van desde el 1575 hasta nuestros días.
Ermita de San Benito.
La ermita de San Benito está situada a un kilómetro y medio del pueblo. Esta es una obra de mediados del siglo XV cuyo grueso data del siglo XVII. Su historia resulta bastante compleja debido a los múltiples usos que de ella se han hecho. Al final del siglo XV sólo existía el edificio de la ermita. En el año 1647 el templo fue entregado a un grupo reducido de monjes sevillanos de la Orden de San Francisco, que la utilizaron hasta el 1715. Para ello fue necesario dotarla de infraestructuras para su autoabastecimiento: refectorio, cocina, celdas monásticas, molino de aceite,cementerio, aljibe, etc.
En esta última fecha fue abandonada por los monjes debiendo reconstruir de nuevo todo el conjunto, convirtiéndolo en hospicio para pobres e indigentes. Se trata de una obra edificada en mampostería y ladrillo. Consta de una sola nave dividida en tres tramos, cubierta en el siglo XVII con bóveda de medio cañón. El interior de la cabecera cuenta con una airosa cúpula de media naranja, decorada con atractivas pinturas en tonos ocres. Son destacables, también los arcos a modo de capillas que aparecen embutidos en los paramentos laterales. No podemos olvidar su altar mayor, sobre elevado a través de varias gradas. Igual de atractivo resulta el coro que cubre la entrada principal, concebido como un atrio de bóveda simple de crucería con tres vanos de medio punto. La otra entrada se dispone en el lado izquierdo o del Evangelio sirviendo como punto de acceso a las dependencias monásticas.
El exterior cuenta con un atrio de entrada, un vestíbulo porticado de traza reciente, una cabecera plana, una cubierta a dos aguas y dos pequeñas habitaciones adosadas que hacen las veces de almacén. A la zona del campanario se accede por una pequeña escalera de caracol que, además nos guía hasta el coro. La restauración del siglo XX eliminó la mayoría de las dependencias incluyendo el pequeño cementerio que servía de lugar de enterramiento para algunos vecinos de la localidad, habiéndose construido otras como un nuevo almacén adosado a la ermita por
la parte derecha. También próxima a esta se ha construido una pequeña casa que sirve de acogimiento para todas las personas que deseen alojarse.
Puente Medieval de Gallicanta.
Tenemos noticias documentales que apuntan que en el año 1595 esta obra estaba en fase de construcción. El puente responde a un gran arco central con otros vanos u ojos menores (flanqueándolo lateralmente), apareciendo embutidos en él sillares pétreos. La finalidad de estas piezas era importante, encargadas de unir dos partes de la población, salvando un fuerte desnivel producido por el curso natural de un riachuelo o río de mayor entidad (río Viar). Además, también se encargaban de dar paso a las mercancías que por allí circulaban, cobrando los impuestos necesarios. Lo mismo
ocurría con el ganado trashumante de la Mesta que desde el centro del país llegaba hasta la Baja Extremadura.
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